sábado, 21 de septiembre de 2013

El Cucurucho

Calle Monasterio de las Huelgas 19 28049 Madrid

Madrid, 21 de septiembre de 2013

Llevo un rato rumiando qué establecimiento elegir para el siguiente post y finalmente me he decantado por éste. Y me ha costado porque, al contrario de lo que pudiese parecer, preferiría tener sólo buenas palabras y piropos por doquier. Pero como bien sabe la ley de la oferta y la demanda, no siempre puede ser así. Aún y todo, cualquier crítica que aquí pueda verter será siempre constructiva, con afán de cambio y mejora, para que todos podamos disfrutar del esplendor de todos los restaurantes, bares y tiendas gastronómicas.

Aclarada la tensión y el nerviosismo que me provoca esta situación, no creo que os sorprenda el texto que vais a leer. Cuando quitaron el Caja Madrid de esa esquina pensé "es el mejor emplazamiento de la zona, si lo hacen bien se van a forrar". De la noche a la mañana levantaron un bar-restaurante con diseño, Heineken bajo el brazo y una pinta increíble. Como curiosidad, su nombre es un guiño al primer bar que hubo en la colonia de Mirasierra. De aquella premisa que pensé nada más verlo le fallan el bien y el forrar. Lo veo vacío a diario o con muy poca gente. Y es que cuando algo falla el cliente lo nota y no repite. Ahora mismo tenemos una oferta voraz en el barrio lo que fuerza a todos estos establecimientos a dar el 150% para atraer al cliente. Creo que esta competencia es buena porque fomenta la calidad y el buen servicio.

Y ahora es cuando por fin me explico. Fui a tomar algún botellín -sin vaso, me encanta- para ver el interior del local y el ambiente. Bonito, agradable, con diseño, cuidado...Ni un pero. Volví para el desayuno; curioso que, varias veces, a las diez de la mañana se les hubieran acabado las naranjas, pero el mollete y el café buenos y bien de precio. Le vi las orejas al lobo cuando un día pedí una tapa de jamón ibérico y vino cortada a machete y con dos minipanes que ni en Lilliput. Y llego el día de la verdad: fui a cenar. Habitualmente cuando voy a un sitio pido platos sencillos y típicos porque si los básicos están bien asentados, normalmente no te llevas sorpresas. Total, huevos rotos con jamón, croquetas, anchoas de Santoña con cristalino de tomate y realmente no recuerdo que más. Las croquetas, pasen. Los huevos estrellados con huevo escalfado en vez de frito y patata cocida, además de estar regulín de sabor, me parecieron un crimen. Pero lo que no tiene nombre son las anchoas que, tal vez, en otra vida pasaron de largo por Santoña; y el cristalino era un puré de tomate con demasiada gelatina que mas bien parecía plástico. Siento ser tan claro y concreto pero no encuentro medias tintas en estas descripciones. Y lo que más me duele es el precio porque, si es barato, tal vez hasta no me importe pero, con esos precios tienes que dar la calidad que prometes con el nombre.

El servicio, mal asunto y discordia en la mayoría de los restaurantes y bares. Cambia tanto y tan a menudo en este establecimiento que no me atrevo a valorar ni lo que conozco. En mi opinión sincera hay que buscar el beneficio en satisfacer al cliente; algo que a corto plazo no es tan rentable pero que con el paso del tiempo es siempre la opción más inteligente. Si contratan a un cocinero que sepa lo que se hace; cumplen lo que reza la carta y su precio o cambian el menú; cuidan con mimo la sala y a los que la pueblan, otro gallo cantará.

Animo a El Cucurucho a que se reinvente, coja la tangente y despierte como el gran negocio para el que fue concebido. Nos vemos pronto.

Un saludo,


                                                                                          El Chef Indiscreto 



€€€€
Opinión general 6

Configuración de la carta 5,5
Calidad de los alimentos 5
Apariencia del local 8,5
Servicio 5


No hay comentarios:

Publicar un comentario